Ha llegado
el calor. En unos días el final de la primavera dará lugar a la entrada del
verano. Si en un post anterior os contaba que la primavera era la estación del
año que más me gustaba, puede que el verano le siga en orden. Aunque reconozco
que los 35-40 grados de temperatura que caracterizan a esta estación del año en
Extremadura pueden resultar realmente agotadores, hay algo muy característico
de esta estación y que hace que me guste tanto, la playa, lugar ideal para
recargar pilas y desconectar del día a día.
Pero hoy no
voy a hablar del verano en concreto, sino de un fenómeno ineludiblemente unido
a él, la preocupación por la apariencia física. Para ser más exacta, el aumento
de la preocupación por la apariencia física. Los gimnasios se llenan de
clientes ansiosos por perder en dos meses los kilos “que sobran”, por tonificar
el cuerpo, por coger color…, y todo para que cuando destapemos nuestro cuerpo
éste aparezca perfecto a los demás. Esto, que en principio no tiene porqué ser
un problema, puede llegar a serlo cuando la insatisfacción con una parte de
nuestro cuerpo o con nuestro cuerpo en general conduce a estados emocionales
desagradables que terminan teniendo repercusiones en nuestro comportamiento, y
consecuentemente en nuestra salud.
Son muchas
las personas que no se encuentran satisfechas con su imagen corporal. Las
consultas de psicólog@s y otros profesionales de la salud están llenas de adolescentes,
en su mayoría niñas, que desean perder peso de una manera drástica, y que han
visto disminuida su autoestima como consecuencia de lo poco que les gusta su
cuerpo. Los estudios confirman que la valoración que hacemos de nosotr@s mism@s(autoestima)
se ve influida al menos en un tercio por lo mucho o poco que nos agrada nuestro
cuerpo. Si a uno no le gusta su cuerpo es difícil que le guste la persona que
vive en él. Por eso es tan importante aprender a aceptar nuestro cuerpo, lo que
no está reñido con intentar mejorarlo con deporte y otros medios, siempre que
esto no se convierta en una obsesión y centro de nuestras preocupaciones.
¿CUÁNDO
SURGE EL PROBLEMA?
Siempre he
defendido la importancia de cuidarse, por dentro y por fuera. Creo que en todos
los aspectos de nuestra vida el deseo de mejorar es positivo, y en este ámbito
también, siempre que contribuya a incrementar la satisfacción con uno mismo. El
problema surge cuando la persona condiciona su felicidad a la necesidad de
tener un cuerpo perfecto, y tiene de referencia un ideal de cuerpo al que muy
pocas personas pueden acceder. Esto lógicamente producirá frustración,
insatisfacción con uno mismo, baja autoestima, dificultades en las
interacciones sociales (si uno no es capaz de aceptarse creerá que los demás
tampoco podrán hacerlo, y se sentirá incomoda e inadecuada en sus
intercacciones sociales), bajo rendimiento académico, problemas en las
relaciones sexuales, pudiendo derivar en Trastornos de la alimentación y
depresión.
¿POR QUÉ
DAMOS TANTA IMPORTANCIA A LA APARIENCIA FÍSICA?
La cultura nos
impone unas normas sobre qué es atractivo y qué no. Nos dice que la mujer
atractiva y bella es aquella que no tiene grasa, es esbelta y estilizada. Por
otro lado, el hombre debe ser musculoso, ancho de espaldas, alto… La sociedad ha
ido proponiendo unos ideales de belleza o de atractivo físico que han ido
variando según las época, y los hombres, y sobre todo las mujeres, hemos
intentado ajustarnos a estas normas de belleza, sin tener en cuenta que estas
normas son relativas y cambiantes, y por tanto no tienen que implicar belleza
en sí mismas.
Además, los
medios de comunicación transmiten constantemente mensajes que promueven la
pérdida de peso: anuncios en revistas de productos lights, artículos sobre
dietas, fotografías de modelos, actrices u otros personajes populares muy
delgadas, en los que siempre se asocia la delgadez con salud, éxito,
popularidad, etc. En definitiva la actual sociedad nos educa para que nos
preocupemos por nuestra apariencia externa y nos valoremos principalmente por
ella, excluyendo otras características más importantes en la definición del
valor como persona.
También la
familia tiene su parte de responsabilidad. Desde muy pequeños nos enseña a
través de mensajes directos (“arréglate”, “tengo que ponerme a dieta, estoy muy
gorda”, …) o indirectos (“fulanita tiene una hija que es monísima, tiene un
tipazo”) qué es lo bello y como lo bello es positivo y se vincula al éxito, a
gustar a los demás.
Todo esto,
junto con determinados rasgos de personalidad, hace que para algunas mujeres la
pérdida de peso y el control sobre la alimentación se convierta en una manera
de ganar autocontrol, poder y confianza que se generaliza a otros dominios.
Convirtiéndose así, en un método para mejorar la autoestima, sustituyendo a
otros métodos de mejora de la autoestima más sanos.
QUÉ CONDUCTAS
DEBEMOS EVITAR:
-Evaluar
nuestra apariencia a partir de un estándar irreal (mujer alta delgada,
escultural), de manera que cuando percibimos desajustes entre nuestra
apariencia y el ideal, vienen los sentimientos negativos.
-
- Comparar nuestra apariencia con la gente atractiva
que nos rodea o considerada más atractiva que nosotros.
-
- Centrar nuestra atención única y exclusivamente en
aquel aspecto de nuestra apariencia que no nos gusta, obviando cualidades
positivas.
-
- Atribuir decepciones, rechazos, fracasos u otros
aspectos negativos a un aspecto de la apariencia con el que se está
insatisfecho.
- -
Pensar que porque yo me vea poco atractiva los demás
me verán así.
-
- Limitar nuestro comportamiento por nuestra
apariencia. (No puedo ir al gimnasio hasta que pierda unos kilos).
-
- Hacer dietas. En lugar de ello intenta adquirir unos hábitos alimentarios
sanos y equilibrados.
¿QUÉ PODEMOS
HACER PARA MEJORAR NUESTRA IMAGEN CORPORAL?
La imagen
corporal incluye tanto la percepción que tenemos de nuestro cuerpo, como las
actitudes, sentimientos, pensamientos y valoraciones que hacemos del mismo, y
el modo de comportarnos derivado de todo esto. No es lo mismo imagen corporal
(como yo me veo) que apariencia corporal(más objetiva). Puedo cambiar mi imagen
corporal sin cambiar mi apariencia física.
-
Piensa que es más importante cómo vemos nuestro
cuerpo desde dentro que lo que se ve desde fuera. Esto se traduce en que es más
importante cómo yo me vea que como realmente sea.
-
Elimina cualquier pensamiento del tipo “si no soy la
mejor, la más guapa y delgada, soy la peor”. Piensa que las cosas no son
blancas o negras, y que el hecho de tener un poco de tripa no te hace una
persona poco atractiva.
-
No te compares con el estándar irreal de mujer
delgada, esbelta. Muy pocas personas pueden igualarlo.
-
Piensa que si la belleza lo fuese todo, sólo las
personas atractivas tendrían citas, se casarían, trabajarían…
-
La belleza es relativa, y viene impuesta por las
modas. NO seas esclava de las modas.
-
Evita compararte con otras personas y si lo haces se justa y no te centres
únicamente en lo que no te gusta de ti, compárate también en aspectos positivos
que posees en mayor medida que la otra persona.
-
A veces nos centramos en aspectos de nuestra
apariencia que no nos gustan y exageramos su importancia e ignoramos o
minimizamos aspectos favorables de nuestra apariencia. Deja de hacerlo.
-
Recuerda que tu opinión es eso, una opinión, y por
lo tanto no tiene que ser la realidad. Que tú te consideres poco atractivo no
conlleva que los demás te vean asi.
-
Se consciente de cómo afecta la opinión que tengas
de tu apariencia física en tus relaciones con los demás. Puedes inhibir tu
simpatía por temor a que los demás no les guste tu apariencia.
-
No a todo el mundo tiene que gustarle tu apariencia,
como no a todos les gusta tu coche o tu casa.
-
Haz algo de deporte, de manera moderada. Algunas investigaciones
sugieren que el deporte ayuda a mitigar la ansiedad producida por la
preocupación acerca de la imagen corporal.
Sea
como sea nuestro cuerpo, talla o peso, es muy importante que los aceptemos, nos
pertenecen, son una parte de nosotr@s. Sólo así contribuiremos un poquito más a
lograr nuestro bienestar y felicidad.