3 de febrero de 2014

CONTEMPLAR LAS OLAS DE LA VIDA

 
Siempre me ha gustado el mar. Cuando era una niña viajábamos todos los veranos a la costa con mis padres y herman@s al apartamento de una tía. Me gustaba meterme en el agua, sobre todo si estaba fría y había oleaje. Luchábamos contra las olas,pero era una batalla perdida, de manera que si intentabas hacerlas romper, éstas te golpeaban con fuerza y te atrapaban, arrastrándote y haciendo que perdieses el control. Más de una vez llegué a tragar agua y algún susto que otro también hubo. Ahora me sigue gustando ir al mar, pero ya no me resulta tan divertido batallar contra las olas y prefiero contemplarlas desde el paseo marítimo,con distancia. 


LUCHAR CONTRA LAS OLAS

Al igual que ocurre con las olas del mar, con nuestros eventos privados, dígase PENSAMIENTOS, EMOCIONES, SENSACIONES, RECUERDOS..., también podemos relacionarnos de dos maneras muy distintas: luchando contra ellos para intentar eliminarlos o cambiarlos por otros que no nos generen tanto malestar;y la otra manera es observándolos con distancia.

Toma conciencia por un segundo sobre qué haces cuando surgen pensamientos, emociones, sensaciones... que te generan malestar. Imagina, te viene el pensamiento " No valgo para nada", "la situación no va a cambiar", o de pronto experimentas algún síntoma de ansiedad, como por ejemplo temblor en las piernas, malestar en el pecho, nerviosismo... ¿Qué te ves haciendo? Lo más probable es que te veas intentando deshacerte de ese pensamiento o sentimiento desagradable, luchando de una manera u otra para no tenerlo, porque no deseas que siga ahí ni un momento más.

Hacer esto es como abandonar la seguridad que te ofrece el paseo marítimo desde el cual contemplas las inmensas y amenazantes olas, y meterte en el agua para intentar controlar su curso natural. Y ya sabes por experiencia que cuando tratas de hacer esto, la ola te envuelvete impide verte arrastra, siendo ella la que te controla a ti y no al contrario.

LA ACEPTACIÓN: CONTEMPLAR LAS OLAS DESDE EL PASEO MARÍTIMO

La alternativa a luchar contra las ola, es tener una gran playa de arena y dejar que todas las olas, tengan el tamaño que tengan, vayan deshaciéndose poco a poco y de manera natural en esa inmensa playa, mientras nosotros las contemplamos apoyados en la baranda del paseo marítimo. Manteniendo esa distancia, ya no corremos el riesgo de que nos arrastre, por muy altas y peligrosas que puedan parecer.

Eso es lo que hacemos cuando ACEPTAMOS nuestros recuerdos, sensaciones, pensamientos, emociones..., sean del signo que sean, renunciando a luchar para que desaparezcan, contemplándolos en todo su proceso, desde que aparecen, se desarrollan y finalmente se disuelven, y dándoles un espacio, un hueco para ello.

RECHAZAR EL DOLOR NOS LLEVA A SUFRIR


Nuestra sociedad a pesar de haber conseguido importantes progresos en lo que a aspectos materiales se refiere, ha fallado en un aspecto esencial, la capacidad de proporcionar felicidad y paz interior a sus miembros. De manera que hoy en día, paradójicamente, y a pesar de contar con más comodidades,sufrimos más y por más cosas. Sorprende comprobar cómo, el hombre aspirando a no sufrir, ha terminado povocándose mayor sufrimiendo.

Nos pasamos la vida intentando evitar algo que es inevitable: el DOLOR. Vivir implica tropezar, caer, levantarse, dudar, sentir decepción, vacio, confusión, tristeza..., y no asumir eso es generarnos sufrimiento. Aceptar los pensamientos y emociones que surjan, sin quedarnos atrapados en ellos, está al servicio de la consecución de algo central en nuestras vidas, nuestros VALORES, a los cuales dediqué el anterior post.

Alguien dijo..." Lo que resistes persiste, lo que aceptas se transforma". Aceptar no significa resignarse, aceptar significa permitir que las cosas sean como son.