Mario es un
niño de 7 años que desde hace un tiempo muestra una gran resistencia a separarse de su madre y
de su padre. Lo pasa muy mal cada vez que tiene que alejarse de ellos. El otro
día la madre tuvo que ir a recogerlo al cumpleaños de un compañero de clase porque
la llamaron diciendo que Mario estaba llorando porque quería ver a su mamá. La
situación ha llegado a tal extremo que los padres han decidido no salir de
viaje sin él porque cada vez que lo hacían la abuela materna, que era la que se
quedaba con Mario, relataba que el niño lo pasaba francamente mal durante la
ausencia de los padres (lloraba, estaba triste, preguntaba continuamente cuándo
iban a volver, no quería jugar ni ir a ningún lado…). Además cada vez que tiene
que ir al colegio dice que le duele el estómago y a veces ha llegado a vomitar.
Nunca quiere quedarse a dormir fuera de casa sin sus padres, y no puede dormir
si su madre no se queda con él en la habitación contándole un cuento hasta que
se duerme. Además ha tenido pesadillas en las que sus padres morían y él se
quedaba sólo.
El caso de
Mario podría ser un caso de Trastorno de ansiedad por separación.
QUÉ ES LA
ANSIEDAD POR SEPARACIÓN
La ansiedad
por separación es el miedo o la ansiedad que experimenta el niño cuando tiene
que separarse de las personas responsables de su cuidado. Hasta cierto punto es
un fenómeno normal en el desarrollo evolutivo de los niños, estando presente
desde el primer año de vida, e intensificándose posteriormente, pudiendo llegar a ser muy frecuente en la primera
infancia (de 1 a 3 años). A partir de esa edad y hasta los 5 o seis años va disminuyendo
progresivamente.
Se ha
comprobado que el 40% de la población infantil presenta características de
ansiedad por separación, lo que significa que en un principio no debemos
preocuparnos si el niño se resiste un poco a alejarse de los padres.
CUÁNDO ESTA
ANSIEDAD SE CONVIERTE EN UN PROBLEMA
Como he
señalado anteriormente más del 40 por ciento de los niños suelen manifestar
quejas o síntomas relacionados con ansiedad de separación. Pero, ¿cuándo este
conjunto de síntomas se convierte en un trastorno psicológico que requiere de
intervención profesional? Pues cuando la ansiedad que experimenta el niño ante
estas situaciones es excesiva e inapropiada para su nivel de desarrollo, es
decir:
-
cuando la frecuencia, intensidad o duración es
excesiva si lo comparamos con lo que se considera normal dada la edad del niñ@.
Por ejemplo un niño puede experimentar un ligero grado de ansiedad al volver al
colegio después de una larga enfermedad, pero se considera excesiva la reacción
extremadamente intensa con vómitos o agresiones físicas a los padres que no
remite y persiste durante semanas.
-
Cuando causa serio malestar y gran preocupación al
niño, altera su ritmo de vida cotidiano, o repercute negativamente en su
desarrollo personal, ambiente familiar, rendimiento académico o relaciones
sociales.
QUÉ SÍNTOMAS
NOS INDICAN QUE EL NIÑO EXPERIMENTA UN TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN
Existen una
serie de indicadores que nos informan de que el niño puede estar experimentando
ansiedad por separación.
-
Cuando experimenta malestar excesivo recurrente al
separarse o anticipar una separación respecto del hogar o de las principales
figuras de apego.
-
Si se preocupa en exceso y persistentemente por la
posible pérdida de las principales figuras de apego o de que éstas sufran un
posible daño.
-
Si se preocupa excesiva y persistentemente por la
posibilidad de que un acontecimiento adverso dé lugar a la separación de una
figura vinculada importante (por ej., extraviarse o ser secuestrado).
-
Si persistentemente no quiere ir a la escuela o a
cualquier sitio por miedo a la separación.
-
Si se resiste o tiene miedo de estar en casa solo o
sin las principales figuras de apego, o sin adultos significativos en otros
lugares.
-
Si no quiere ir a dormir sin tener cerca una figura de
apego importante o a ir a dormir fuera de casa.
-
Si tiene pesadillas con temática de separación.
-
Si se queja de cefaleas, dolores abdominales, nauseas
o vómitos cuando ocurre o se anticipa la separación respecto de figuras
importantes de vinculación.
PORQUÉ SE
PRODUCE LA ANSIEDAD DE SEPARACIÓN
Nuestro
organismo está biológicamente preparado para responder con ansiedad ante las
situaciones que suponen algún peligro para nuestra supervivencia, por eso el
bebe llora cuando lo separan de la madre, porque de ésta depende su cuidado.
¿Pero qué explica que esta ansiedad o miedo por la separación se mantenga en
etapas del desarrollo en las que el niño ya no es tan dependiente de la madre y
ante situaciones que no suponen una amenaza? ¿Y por qué se da en unos niñ@s y
no en otr@s? Varios son los factores implicados en este fenómeno, que
interactúan entre si.
-
Factores Personales: hay niños que son más
vulnerables biológicamente a sufrir ansiedad, que muestran una mayor
predisposición a reaccionar ante acontecimientos y situaciones nuevas con
reservas, evitación, miedo…
-
Factores ambientales: el tipo de apego establecido
con los padres, el estilo educativo de los padres, distintos circunstancias que
pueden desencadenar el trastorno como hospitalizaciones largas del niño o de la
madre, muerte de algún miembro de la familia…
PAUTAS DE
ACCIÓN PARA PADRES DE NIÑOS CON ANSIEDAD DE SEPARACIÓN
Ante la
aparición de algunas de las conductas mencionadas más arriba, puede ser
beneficioso que padres y madres probéis con algunas pautas de intervención que
en la mayoría de los casos ayudarán a que la dificultad desaparezca. Algunas de
ellas son:
-
Refuerza (premia) las conductas valerosas que
muestre el niño a través de elogios descriptivos (“Me ha gustado mucho que te
hayas quedado en el colegio sin llorar. Ves como no pasa nada”), recompensas
tangibles (regalo)…
-
En el caso de que el niño no quiera ir al colegio,
asegúrate de que es porque no quiere separarse de ti, y que no existe otro
motivo.
-
Mantén la calma. Es más eficaz mostrarse tranquilo
que tranquilizar. Piensa en la siguiente situación: Vas en un avión y de pronto
surgen turbulencias. ¿Qué te tranquilizaría más, que las azafatas dejasen de
hacer lo que estaban haciendo y corriesen de un pasajero a otro dicendo que no
ocurre nada, que todo está bajo control, O que por el contrario mantuviesen la
calma y continuasen con lo que estaban haciendo?
-
Escúchale con atención y responde empáticamente diciéndole que entiendes lo que le pasa, pero que aún así debe hacerlo, y recuérdale que vas
a volver a recogerlo, y cuál va a ser el premio si consigue superar la
situación.Si continúan las quejas retírale la atención hasta que cesen las quejas y otras conductas de ansiedad como llorar o agarrarse a ti.
-
Evita la sobreprotección ¿Cómo se vence el miedo a
esquiar? Esquiando. Pues lo mismo ocurre con las situaciones temidas por el
niño. Haz que el niño se enfrente a las situaciones que le producen ansiedad. Y
recuerda: Miedo evitado es miedo incrementado.
-
Apoya los intentos del niño de hacer frente a
situaciones nuevas y desconocidas. Esto hará que gane en autonomía y reducirá
el miedo a situaciones novedosas.
-
Evalúate. En ocasiones los adultos también tenemos
miedos o situaciones que nos generan ansiedad, e inevitablemente estos miedos y
ansiedades se las vamos a trasmitir al niño.
Si a pesar
de todo el problema continúa, acude a un profesional que con toda seguridad
sabrá cómo trabajar con el niño para hacer que poco a poco vaya enfrentándose a
las situaciones que tanto teme.