A veces
ocurre que cuantas más expectativas tienes puestas en algo, mayor es la
decepción. Llevaba un tiempo queriendo hacerme del libro de Ken Robinson, “El
ELEMENTO: descubrir tu pasión lo cambia todo”. Ya el título me resultaba
bastante sugerente. Además, saber quién lo había escrito me daba bastantes
garantías de que su lectura sería cuanto menos reveladora. Así es que me hice
de él y cuando ya por fin lo tuve en mis manos me sumergí de manera apasionada
en su lectura hasta devorarlo. Y entonces surgió la desagradable emoción que
aparece cuando esperas más de algo y ese algo no te lo da, la decepción. Pero
decidí darle una nueva oportunidad al señor Ken Robinson y a su Elemento y
volví a leer de nuevo el libro, esta vez de una manera más serena, saboreando
cada palabra, y así, por fin conseguí extraer la esencia de lo que el autor
quiso transmitirnos a través de sus páginas.
En el libro
el señor Ken Robinson, experto mundial en el desarrollo del potencial humano,
en creatividad y en educación, habla de temas muy interesantes que tal vez,
poco a poco, vaya exponiendo en el Blog. Habla de distintos tipos de inteligencias,
de actitudes, de la importancia de fomentar la creatividad en los niños, de
cómo los planteamientos educativos se han quedado obseletos y no responden a
las necesidades de una sociedad que ha evolucionado a pasos agigantados…, y
habla, cómo no, de EL ELEMENTO.
¿QUÉ ES EL ELEMENTO?
Ken Robinson
define el ELEMENTO como “El punto de encuentro entre las aptitudes naturales y
las inclinaciones personales”. Es decir, estarían en su elemento aquellas
personas que han encontrado y se encuentran haciendo aquella o aquellas cosas
que:
- les apasionan,
estaríamos hablando de vocación.
- y que a
la vez se les dan bien.
Además explica
que para estar en tu elemento son necesarias dos condiciones:
-
Una actitud adecuada.
- La oportunidad
de relacionarnos con otras personas que compartan las mismas aficiones que
nosotros.
Dice Ken
Robinson que encontrar el Elemento es imprescindible para que las personas
logremos satisfacción y bienestar personal, y sintamos que hemos alcanzado el
éxito. Estar o encontrar el ELEMENTO es según Ken Robinson un factor necesario
para lograr lo que tanto todos anhelamos, la felicidad. Y yo estoy de acuerdo.
¿Y TÚ…, ESTÁS EN TU ELEMENTO?
¿Estás
haciendo de una o de otra manera aquello que te apasiona y se te da bien? Si la
respuesta a esta pregunta es SÍ, enhorabuena, has conseguido algo que
muchas personas no han encontrado aún.
Algunas personas dan de lado su vocación y se decantan por estudiar algo que en
realidad no les interesa sólo porque “tiene más salida”. Y desde mi punto de
vista esto es un error. Pasamos un tercio de nuestro día (o más) trabajando, y
debe hacerse muy cuesta arriba estar una gran parte de tu día haciendo algo que
no te gusta, todos los días de tu vida. Son muchas horas haciendo algo que no te
termina de agradar. Pero si ésta es tu situación y ya es tarde para cambiarla,
y más con los tiempos que corren, no desesperes. Aún te quedan horas del día
para disfrutar de aquello que te apasiona y que se te da bien. Seguramente
disfrutar de eso hará que lo demás se haga más llevadero. Como vemos podemos
estar en nuestro elemento de muy diferentes maneras.
AYUDAR A NUESTROS PEQUEÑOS A ENCONTRAR SU ELEMENTO
Una de las
ideas en torno a las que gira el libro hace referencia a que "todos nacemos con
grandes talentos naturales, pero a medida que vamos creciendo vamos perdiendo el
contacto con muchos de ellos". Paradogicamente gran parte de la culpa la tiene el
sistema educativo actual, cuyas características no favorecen precisamente que
estos talentos se desarrollen, lo que hace que muchos niños crezcan sin ser
conscientes de lo que en realidad son capaces de hacer.
Por otro
lado, en más de una ocasión los adultos nos empeñamos en “orientar” a los niños
y adolescentes hacia actividades, estudios…, que desde nuestro punto de vista
podemos creer más adecuados, sin tener en cuenta los gustos y capacidades del
que en realidad es quien tiene que decidir. Ken Robinson dice:
“… ayudemos
a nuestros hijos a que exploren distintos caminos para que descubran sus
verdaderas capacidades e inclinaciones…”.
A lo que yo
añado: dejemos que sean ellos los que en última instancia decidan qué desean
hacer, porque con ello estaremos contribuyendo a que en un futuro logren
sentirse personas satisfechas capaces de vivir una vida plena y llena de
sentido.