6 de marzo de 2012

Las normas educativas: el manejo de las excepciones.



Tod@s sabemos que l@s niñ@s necesitan del establecimiento de normas que les informen de qué se espera de ellos y cuáles son las consecuencias de la violación de esas normas. Esto contribuye a su bienestar y desarrollo psicológico. También es conocido por padres, madres y profesionales de la educación y la psicología, que para que den su fruto, las normas deben aplicarse con regularidad. No conseguiremos que el/la niñ@ aprenda hábitos y costumbres adecuadas si los consejos y el ejemplo que se le da, los refuerzos o castigos que se utilizan, las órdenes, la facilidad con la que se cede ante sus protestas, etcétera, varían de unos días a otros en función del humor, el cansancio o la compañía con la que nos encontremos los adultos responsables de controlar esas normas. En este sentido, los principios que guían la relación de los adultos con los niños en el establecimiento y aplicación de las normas han de ser claros, firmes y constantes. Los padres deben aplicar las normas de forma continuada a lo largo del tiempo.

Pero vamos a imaginarnos que un día emiten por televisión una película de especial interés para nuestr@ pequeñ@ que termina algo más tarde de la hora acordada de ir a dormir. ¿Qué hacemos?¿Obligamos al niño a que se vaya a la cama sin terminar de ver la película?¿Dejamos que permanezca despierto hasta que termine y nos saltamos la norma establecida?

La realidad es que las excepciones ocurren, y el equilibrio entre el cumplimiento de las normas y las excepciones a tales normas es un aspecto delicado que hay que saber aplicar. Por ello es conveniente tener presentes algunas consideraciones en relación a ellas.


Es importante tener presente que las excepciones afectan menos al aprendizaje de hábitos regulares cuando…

- se realizan en circunstancias excepcionales. Por ejemplo, es más aconsejable que un niño se coma una bolsa de golosinas el día de su cumpleaños que un día cualquiera en el que no habría motivo para hacer la excepción.

- el hábito ya está empezando a quedar establecido o ya lo está por completo. Por ejemplo, sería más adecuado que un niño se vaya más tarde a la cama cuando ya lleva muchas semanas acostándose a su hora que cuando sólo hace tres días que los padres decidieron iniciar la enseñanza de esta costumbre.

-   tienen una intensidad moderada. Por ejemplo, es más aconsejable que el niño rompa la norma un día comiendo una bolsa de gusanitos en vez de un lote de chucherías.


Resumiendo, podemos concluir que las excepciones no suponen ningún problema cuando son verdaderamente eso, EXCEPCIONES.

3 comentarios:

  1. Siempre he pensado que las normas estan para cumplirlas pero también para saltárselas pero, con sentido común.La dínamica del sota,caballo y rey impedirá el buscar un As para subir por una escalera de color.

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    1. Muy de acuerdo contigo Jaime. Gracias por seguir aportándo tu propia visión de las cosas.

      Como veo que te interesan estos temas, te invito a que eches un vistazo a la página que he creado en facebook "Patricia Pérez ZAmora. Consulta de psicología". Si le das al "Me gusta" una vez que entres en la página, te llegarán todas las actualizaciones que publique.

      Un saludo!

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  2. Vaya,una página de consulta de Psicología!!,jajajaja Patricia,hace tiempo que sé que existe,es particularmente curioso que me ofrezcas esto...no obstante gracias,el encanto de las esencias es que siempre corres el riesgo de que evaporen...

    Un saludo.

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