6 de junio de 2012

DETENTE A OLER LAS ROSAS


Voy a empezar el post de hoy planteándoos una situación. Una madre decide llevar a sus dos hijos a un zoo fantástico que se encuentra a más de dos horas de distancia en coche. Uno de los niños sólo quiere una cosa: llegar al zoo lo antes posible. Durante todo el viaje permanece sentado al borde del asiento en un estado de frustración constante, lamentándose cada dos por tres: “¿Todavía no hemos llegado?”, “Estoy aburrido”, “¿Falta mucho?”. El otro niño, sin embargo, tiene dos objetivos, llegar al zoo lo antes posible y disfrutar del viaje. De modo que este segundo niño va mirando por la ventana, fijándose en todos los campos llenos de ovejas y vacas, observando fascinado los gigantescos camiones que los adelantan, y saludando con la mano a los peatones. No está frustrado, ni quejoso, ni triste. Está viviendo el momento, apreciando dónde se encuentra, en lugar de concentrarse en donde no está. Si el coche se averiara a medio camino y los niños nunca llegasen al zoo, ¿qué niño habría tenido un viaje más provechoso? Y si el coche lograra llegar al zoo, ambos niños tendrían obviamente una gran recompensa pero, en cualquier caso, sólo uno de ellos habría disfrutado del viaje.

Esta inocente historia refleja muy bien lo que nos pasa a algunas personas. Estamos tan pendientes de nuestros objetivos, de nuestras metas de vida que, en el camino,  nos olvidamos de vivir y de disfrutar de la vida.

Si retrocedemos a la época de nuestros padres y abuelos, podremos comprobar fácilmente que hemos progresado mucho, en lo que a comodidades se refiere. La vida nos da más cosas con las que disfrutar: antes nuestros abuelos luchaban por tener una casa en la que poder vivir, ahora una vez que tenemos la casa queremos otra casa en el campo para pasar el verano o/y un apartamento en la playa; antes el disponer de un coche para todos los miembros de la familia era un lujo, ahora cada miembro de la familia con carnet necesita disponer de un coche, de manera que no es raro encontrarnos con que en una casa de 5 miembros fácilmente es posible que haya 4 coches; antes nuestros padres y abuelos necesitaban ropa, ahora necesitamos ir a la moda, y así podríamos seguir varias líneas más. . Nunca es suficiente, siempre queremos más. Si hoy lucho por un coche de 18.000 euros, mañana éste me sabrá a poco y ansiaré tener uno de 40.000 euros…

¿ES MALO MARCARSE OBJETIVOS?

En la sociedad consumista en la que vivimos solemos dar una gran importancia a triunfar, y el éxito suele definirse en términos de estatus, riqueza y poder. Esto hace que nos marquemos múltiples objetivos encaminados sobre todo a almacenar bienes materiales que nos indican que hemos triunfado en la vida (mucho dinero, una gran casa, un buen coche, un chalet, ropa cara,…). Es importante marcarse objetivos en la vida porque son esenciales para una vida satisfactoria y provechosa, pero es necesario que  en la consecución de esos objetivos no perdamos de vista nuestros valores, que son los que deben guiar nuestros pasos en la vida, vivir el presente y hacer que seamos conscientes de lo que tenemos.En definitiva, nos permiten disfrutar de la vida mientras avanzamos hacia nuestros objetivos, como el niño del coche.

¿QUÉ OCURRE CUANDO NOS OLVIDAMOS DE NUESTROS VALORES Y NOS CENTRAMOS SÓLO EN LOGRAR OBJETIVOS?
-          Dejamos de disfrutar: estamos tan pendientes de lograr nuestros elevados objetivos, que nos olvidamos de disfrutar del día a día, de las pequeñas cosas que a diario nos rodean y que nos generan placer y disfrute.


-          En ocasiones nos marcamos objetivos tan elevados, que nos frustramos fácilmente si no los conseguimos. En la mayoría de los casos son objetivos que tienen una elevada probabilidad de no poder cumplirse. De ahí la importancia de que nos marquemos objetivos a corto plazo, realistas y alcanzables.


-          Dada la actual situación económica, muchas familias han visto reducidos sus ingresos y consecuentemente se han visto obligados a renunciar a ciertos “lujos”. Cuando asociamos la felicidad y el sentirnos bien con estos lujos corremos el riesgo de que llegue la tristeza y con ella la depresión.


¿QUÉ PODEMOS HACER?
-          Vive tu vida centrándote en tus valores. Si te limitas a vivir una vida centrada en objetivos, no importa lo que tengas, nunca será suficiente, siempre necesitarás más.

-          Márcate objetivos a corto y medio plazo, que sean realistas y alcanzables. Por ejemplo  si un valor tuyo consiste en mejorar tu salud y cuidarte, puedes plantearte “a finales del mes que viene habré dejado de fumar”, “caminaré durante 30 minutos todas las mañanas…”


-          Estamos rodeados de cosas maravillosas que solemos pasar por alto o darlas por hecho y no las saboreamos. Comienza desde hoy a prestarles atención. Algunas acciones que puedes llevar a cabo son:

ü  Cuando comas algo aprovecha la ocasión para paladearlo, para saborearlo intensamente. La mayoría de las veces cuando comemos y bebemos no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo.

ü  La próxima vez que llueva presta atención al sonido de la lluvia, al olor de la tierra mojada, y echa un vistazo a las gotas de agua que se deslizan ventana abajo. Cuando deje de llover sal a dar un paseo y repara en la frescura del aire, en las hojas mojadas…

ü  Cuando abraces o beses a alguien o cuando le estreches la mano implícate a fondo en ello.

ü  La próxima vez que estés contento, sorprendido, tranquilo o experimentes alguna otra emoción agradable, aprovecha la oportunidad para fijarte bien en cómo te sientes.

ü  Mira con nuevos ojos a la gente a la que quieres, como si nunca los hubieras visto antes. Observa cómo caminan, hablan, comen y beben, cómo gesticulan, cómo sonríen…


-          Aprende a disfrutar de los pequeños placeres que nos ofrece el día a día: una buena comida, una buena conversación, el apoyo y la compañía de nuestros seres queridos, una siesta después de comer,…


-          Pregúntate de vez en cuando
       
            -¿Qué es en el fondo importante para mí?
            -¿En qué quiero que consista mi vida?
            -¿Qué tipo de persona quiero ser?
            -¿Qué tipo de relaciones quiero construir?
            -Si no estuviera luchando  con mis sentimientos o evitando mis temores, ¿en qué invertiría mi tiempo y mi energía?

… y sabrás cuáles son las cosas que realmente valoras en tu vida.

Como dijo un periodista canadiense “Hemos creado un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan”. Y no le faltaba razón.







6 comentarios:

  1. Estupenda reflexión!!! Gracias por compartirla.

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  2. Muy buen planteamiento. Espero ser capaz de cumplirlo poco a poco; porque seguramente sería más feliz... :)

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    1. El primer paso ya lo has dado: ser consciente de que esa actitud te beneficiará más que la que tienes actualmente. Estoy segura de que si te lo planteas con tenacidad, con el tiempo lo conseguirás.

      Gracias por tu comentario Danskert. Un saludo!

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  3. Es buenísimo tu planteamiento, me encanta. A veces es una pena en que sólo pensemos en tener y tener siendo otras cosas verdaderamente, más importantes para ser felices y sin necesidad de tener o no tener.Besos, Belén.

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    1. Gracias Belen, es muy agradable ver cómo la gente comparte tus ideas.:-). Es cierto lo que dices de que sólo nos preocupamos por tener y tener y parece que cuanto más tengamos más felices seremos, y estamos hartos de comprobar que no es así.

      Te agradezco enormemente tu comentario.

      Besos!

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