1 de diciembre de 2011

NUESTROS HIJOS Y LA AUTOESTIMA

Por todos es sabido que la autoestima, o valoración que hacemos de nosotros mismos, es algo que se va formando desde que somos pequeños. Varios factores van a estar implicados en su construcción, y uno muy importante va a ser la familia. En concreto,las actitudes de los padres hacia sus hijos predisponen a que los niños tengan una autoestima positiva o negativo.

Diferentes estudios han mostrado que:

- La mayor o menor implicación de los padres en la educación y cuidado de los hijos va a influir en la autoestima que estos desarrollen. Aquí hay que tener en cuenta que no sólo es la implicación lo que cuenta, sino la calidad de la misma.

- Íntimamente ligado a lo anterior, está la demostración de afecto. Los padres que demuestran afecto a sus hijos a través de besos, caricias, gestos...favorecen en mayor medida una autoestima positiva que aquellos que se muestran reacios a cualquier manifestación de afecto positivo. 

- La aceptación incondicional también va a ser un factor determinante. El ser conscientes de las potencialidades y limitaciones de cada niño, y aceptarlo tal y como es.

- El establecimiento de normas claras, firmes,aunque razonadas permite al niño saber qué conductas son buenas y cuáles no, y  establece límites que no deben superarse.ES importante explicar al niño el porqué de las normas que se establecen, siempre acorde al nivel de entendimiento del niño.

- Evitar la sobreprotección, animándoles a que sean independientes y a que realicen las cosas por si mismos.

- Un aspecto sobre el que no podemos influir pero que también parece ser determinante, es el orden de nacimiento. Ser el primero o el único en nacer parece que favorece la autoestima, especialmente en los chicos.

- El modelo que presentan los padres permite al niño formarse una idea de cómo comportares y qué consecuencias siguen a este comportamiento. Cuando los hijos observan a sus padres aprenden qué es lo que se debe imitar y qué no. No debemos olvidar, que los niños aprenden observando modelos, por lo que continuamente estamos sirviendo de modelo de conducta a nuestros hijos.



Podemos concluir diciendo que el estilo educativo DEMOCRÁTICO, caracterizado por altas muestras de afecto, elevados niveles de comunicación padre-hijo, altos niveles de  animación a la autonomía, y sistemas de control no cohercitivos basados en la explicación de las normas, favorece el desarrollo de una autoestima positiva, en mayor medida que los estilos autoritarios y permisivos.

Educar no es una tarea fácil. Desde aquí mi enhorabuena a todos los padres, madres y educadores en general que se esfuerzan día a día por proporcionar a los pequeños una educación de calidad, que con toda seguridad, repercutirá en la persona adulta que será en un futuro.

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